"El síndrome del Delfín" o cómo explicar el suicidio a niños
El suicidio es, quizás, uno de los temas más complejos para explicar a los niños y niñas, sobre todo, si son menores de 8 añitos aproximadamente, dependiendo de su madurez. ¿Por qué? porque si ya les cuesta trabajo entender el concepto de "muerte", si las condiciones han sido violentas o "buscadas, elegidas", la explicación se hace más compleja aún por lo abstracto del tema.
Cuando me he encontrado situaciones de suicidio con familiares de niños mayores de esa edad, lo he abordado de forma natural, con explicaciones adaptadas y algo maquilladas si se necesitaba, pero sin omitir lo que ha ocurrido, siendo honesta y sincera con algunas situaciones de sinrazón.
Hace unos días finalicé una formación a especialistas en orientación educativa sobre duelo infantojuvenil y surgió la necesidad de abordar el tema. Preocupada por cómo adaptar a un lenguaje pueril esta idea, cuando los niños saben que ha sido un suicidio porque ha oído hablar a los mayores o se han enterado de alguna forma, planteé la idea en una reunión familiar de forma casual.
Y en la riqueza de la diversidad de miradas, parte de mi familia se dedica a la biología y preservación del medio ambiente estando especializados en cetáceos. Es curioso porque recurro mucho a películas y cuentos como recursos educativos, pero poco a la propia naturaleza. Mi hermana me contó que existe una hipótesis con algunos delfines y ballenas en las que se baraja el suicidio como origen de muertes un tanto "inexplicables" por parte de los biólogos. Hay varias líneas de investigación, pero me plantearon que, cuando estos mamíferos estaban en cautiverio, habían observado actitudes autolíticas o dañinas hacia sí mismo, llegando a provocarse la muerte. E incluso, en algunas especies de cetáceos, se observan familias completas de delfines que varan hasta morir porque, parece que, el macho de la manada está enfermo y se ha abandonado a su muerte.
No me importa si estas teorías están constatadas o no, lo que ocurrió es que me pareció un símil muy interesante para trabajarlo con niños pequeños. Y comencé a elaborar toda la idea para darle forma y generar una explicación coherente a sus edades.
En el duelo infantil, sigo una norma propia sobre "¿qué es menos malo?" ya que, generalmente, la mayoría de las respuestas a lo que ocurre son tremendas. Por ello, voy buscando las salidas que sen menos complejas sabiendo que, muchas veces, no son las ideales. Explicar a un niño de entre 3 y 8 años, de forma explícita, lo que es el suicidio, considero que puede tener consecuencias emocionales que, puestas en una balanza con respecto a la explicación que os planteo, a mi, personalmente, no me convencen y no estoy de acuerdo, lo que no quiere decir que, cuando sean más mayorcitos se les explique lo que ocurrió. Pero, en edades tan tempranas y desde mi propio enfoque, prefiero cosificar el suicidio con esta metáfora porque me parece "menos malo" que la otra opción.
Hay personas que pueden llegar a tener el "Síndrome del delfín". Son aquellas que se sienten que están atrapadas, como cuando los delfines entran en un acuario y no pueden salir. Dan vueltas y más vueltas. Hay veces que ven el mar lejos pero no pueden llegar a él. Otras veces sólo lo pueden oler. Recuerdan cuando eran felices con sus amigos, familiares... y un día, casi sin darse cuenta, se sienten atrapados sin saber qué hacer para salir.
La gente los ve alegres en sus peceras gigantes mientras se mueven y saltan para buscar la salida, pero ellos están tristones, confusos, no saben con quién tienen que hablar o a quién pedir ayuda y, poco a poco, a veces sin que nadie se dé cuenta, se van haciendo daño para no seguir viviendo esa pesadilla. Los delfines son uno de los pocos animales que deciden si quieren morir antes de ser muy viejecitos y así, dejar de pensar en lo felices que eran cuando estaban en el mar.
Así, cuando hay personas que se sienten igual, se dice que tienen el "Síndrome del delfín", porque no saben cómo expresar lo que sienten y hay veces que se pueden llegar a hacer daño o morir por cumplir el mismo sueño que el delfín, ver su propio MAR.
Bueno, esta propuesta es una forma cariñosa de explicar algo durísimo. El suicidio, a nivel cultural, no está elaborado y, por tanto, cuesta generar un discurso que convenza a todo el mundo ya que se aborda desde un ámbito muy personal. Por tanto, hasta que no se cree un consenso o se pueda mirar de una forma natural, necesitamos encontrar fórmulas que vayan dando respuestas sanas a lo que los niños y niñas van viviendo y este, por desgracia, es un tema que está a la orden del día. Yo lo explico con esta historia y les digo que pasa raras veces, muy poquitas, que no es común, y que, probablemente, la persona que ha fallecido o se ha suicidado (si han conocido el término), le haya pasado eso, se sentía como el delfín.
Ánimo, haced vuestra la metáfora y contadme cómo os va, es la mejor forma de aprender entre todos y todas.